Hace unos días, escribía sobre el zapato plano y el nuevo estilo chic (y sobre todo práctico) de la mujer urbanita del siglo XXI. Pues bien, cada vez son más mujeres las que van aparcando el uso diario del tacón, o taconazo (pero no su pasión, no confundamos términos), para ir a un más práctico, cómodo y, ¿por qué no?, también estiloso, zapato “no tan alto”…
Además de los tan de moda mocasines, bailarinas o botines, el “último gran descubrimiento” en términos de comodidad y estilo, han sido las cuñas. Con ellas, podemos evitar el llegar a casa con los pies totalmente molidos, pero sin alejarnos demasiado de la altura que nos aportan, por ejemplo, unos buenos peeptoes.
¡Adiós a los tropezones!
Porque la vida se ve diferente desde “las alturas”, la cuña es el elemento perfecto para ir cómoda y a la vez, conseguir que nuestras piernas sigan siendo estilizadas. Al incorporar un tacón como estructura uniforme desde la base del zapato, el equilibrio es mucho mayor y además, no tendremos la sensación de inestabilidad que pueden provocar unos zapatos con tacón más fino.
Las cuñas son perfectas para los momentos causales con un toquecito de glamour. Tanto los zapatos, como las sandalias o las botas, os sacarán de más de un apuro y, sobre todo, os aportarán la comodidad que habíamos perdido con los tacones altos. Además, contáis con la posibilidad de jugar con diferentes alturas. Tenemos cuñas que casi se igualan a un zapato plano, hasta cuñas de vértigo o alturas medianas, o más básicas para cualquier estilo.
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